Placer mensual / noviembre

Tannat: patrimonio histórico y genético


Por Isabel Mazzucchelli

Cuando don Pascual Harriague logró cultivar Tannat en Salto, no imaginó que esas plantas iban a ser parte del patrimonio nacional. Y mucho menos que –casi ciento cincuenta años después– se iban a conservar en antiguos viñedos para luego resurgir en un viñedo experimental en el intento de rescatar la genética original que se perdió en su lugar de origen, el suroeste francés.

Hace ya más de un año que el vino entró con fuerza en nuestro patrimonio. La bodega Los Cerros de San Juan, con sus construcciones de piedra, su Viña Vieja y su cultura, fue declarada Patrimonio Histórico en diciembre de 2004. La Viña Vieja posee ejemplares de Tannat de entre 100 y 110 años, plantadas sobre el lecho del antiguo curso del río San Juan, su cuna de piedra. Estas plantas, ahora resguardadas por ser parte de nuestro patrimonio, conservan también una genética muy valiosa. “Suponemos que esas plantas llegaron por el litoral, camino a Canelones, del viejo viñedo de Harriague en Salto. Además –comenta Andrés Terra a Placer Mensual–, esta viña representa una parte importante del patrimonio cultural que conserva Los Cerros. De ella se elaboró, desde principios del siglo XX, el antiguo Borgoña de Los Cerros, que con el paso del tiempo se convirtió en el Borgoña Cuna de Piedra primero, luego en el Cuna de Piedra-Borgoña y finalmente, en 1994, en el Tannat Cuna de Piedra.”
“Para nosotros –agregó Terra–, la declaración de Patrimonio es el reconocimiento de nuestra historia y nos estimula a seguir por el mismo camino. Porque no es sólo lo material, la bodega, los edificios o la viña, sino que el patrimonio es la cultura de la bodega, una forma de trabajo que llegó con los inmigrantes que la fundaron y que continúa hoy. Por eso hacemos énfasis también en la continuidad del vino de esa Viña Vieja, que hace ya casi 100 años que está en el mercado.”

 

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