Placer mensual / julio

 
 
La cuna de los niños

La leyenda popular afirma que muchos de nosotros provenimos de esta planta. Los otros, como es bien sabido, han sido traídos por la cigüeña desde París. La cuestión es que esta planta es muy apreciada en muchas cocinas pero goza de mala fama. Como todas las coles, el repollo tiene compuestos azufrados que producen flatulencias y complican la digestión. Sin embargo aporta una cantidad significativa de la alabada vitamina C que tantas virtudes tiene.
Esta verdadera pelota de hojas se puede consumir cruda o cocida. En el primer caso es estupenda para ensaladas variadas y se casa muy bien con la mayonesa, opción favorita de los gordos de alma. Hervido, el repollo ocupa un lugar principal en el clásico puchero y en sopas de verdura. También se lo puede saltar con panceta, utilizar para hacer un exquisito quiche y otros pasteles, y sus hojas sirven para envolver, por ejemplo, un preparado de carne picada. Pero sin duda el platillo en el que el repollo es la estrella absoluta es el chucrut, ese clásico alemán llamado Sauerkraut, que consiste en fermentar el repollo en barrica en su propio jugo y sal.
El repollo es originario de una amplia zona de Europa y se lo encuentra en forma silvestre en lugares tan dispares como Dinamarca y Grecia, aunque siempre en zonas litorales y costeras. Los egipcios ya lo cultivaban en 2500 a C, costumbre que siguieron los griegos. En la antigüedad era considerado digestivo y –lo mejor de todo– un antídoto contra la embriaguez. Actualmente puede considerarse una especie universal en su cultivo y las variedades más difundidas son el blanco, el crespo y el morado.


Valores nutricionales de los repollos

Cada 100 gramos
Kilocalorías: 24
Hidratos de carbono: 5,4 gr
Proteínas: 1,3 gr
Grasa total: 0,2 gr
Fibra: 0,8gr
Vitamina A: 130 UI
Vitamina C: 47 mg


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