Placer 9 / abril - mayo - junio de 2005

 

 
 
De la damajuana al 3 por 6


por Titina Núñez
fotos: Fernando Morán

El vino nos gusta suelto. Eso dicen las cifras que siguen. Respecto a la exportación, los números indican que si bien asomamos las narices, con un poco más de esfuerzo estamos muy cerca de objetivos excelentes. Un reflejo más de este Uruguay que nos muestra la ñata contra el vidrio entre la expectativa de nuestro paso cansino y la realidad de un mundo más riguroso, competitivo y dinámico que el nuestro.

Los uruguayos queremos saber. Más allá de las pasiones, nuestra idiosincrasia indica que no nos adherimos fácilmente a ninguna causa sin conocer -casi- todos los pormenores del asunto. Es el caso del consumo de vinos. Frecuentemente lectores, colegas y amigos nos preguntan cuánto vino toman los uruguayos, cuánto se produce, cuánto se exporta, etcétera. Nuestra idea con este primer informe del año es acercarnos a la repuesta de todos estos interrogantes.
Creo que sorprenderá a más de uno conocer cómo describen los hacedores del vino a sus consumidores, sobre todo conociendo que del vino que se consume en el país solo el 5,1% corresponde a vinos finos de calidad preferente (VCP). También estimo que encontrarán impactante saber que de lo producido únicamente se exporta el 3%. No se asusten, los argentinos exportan el 5% y son uno de los países exportadores más grandes en la materia.
Comenzando un nuevo gobierno también quisimos conocer qué cambios fundamentales necesita el sector en los próximos años. En esta aproximación entrevistamos a 18 bodegueros, enólogos y vitivinicultores reconocidos en el medio por su labor, a quienes agradecemos su tiempo -en plena vendimia- y su franqueza a la hora de responder.

A modo de resumen y como guía para la lectura podemos repasar algunas cifras y conceptos:
1. Con unos 28 litros por persona al año, Uruguay se encuentra actualmente dentro de los primeros diez países consumidores de vino. En un 95% los uruguayos consumen vino de mesa y en muchos casos -de esta situación no hay cifras- la venta fraccionada permite la adulteración en el comercio. También es preocupante el añadido de agua y azúcar al vino. En estos días el Inavi importó, a estos efectos, una máquina de última generación que permitirá realizar estrictos controles a los vinos de plaza, incluso a los extranjeros (ver pág 98).

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