Placer 6 / julio - agosto - setiembre 2004

 
 
La ciudad encantada


por Marcela Baruch
fotos: Manuel Mendoza

Es difícil explicar la sensación que genera plantarse frente a tantos años de historia al descubierto. Los acontecimientos del setecientos ocurridos en esta ciudad, capital del departamento de Colonia, se le cuelan a uno por los huesos.

La mañana baña de luz la plaza Mayor. Los árboles dispuestos en forma rectangular, al reflejar su sombra en el suelo, recuerdan el pronto fin del otoño. Sin brisa, con una leve bruma, caminar por las calles que bordean la plaza es un privilegio.

Con muy poco esfuerzo se puede escuchar aún el golpetear de las ruedas de las carretas y los carros contra la piedra de cuña de las calles. Esta es una ciudad encantada, llena de recovecos y árboles viejos que sin duda explican por qué la Unesco la declaró Patrimonio Histórico de la Humanidad en 1995.

Un sitio único en la región que envuelve a sus visitantes en una burbuja que, incluso, tiene atmósfera propia: de mañana soleado y hacia el mediodía, más aun en invierno, por su cercanía al río, húmedo y con niebla.

El microclima provoca un viaje a la historia, sumerge a sus pasajeros en el romanticismo, genera nostalgia del pasado y lo convierte en un lugar ideal para los enamorados.

 


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