Placer 5 / abril - mayo 2004

 

 
 
Navegar mar adentro


por Marcelo Jelen y Titina Núñez
fotos de Fernando Morán

 

La charla se fue dando sola. Cinco personas cenando en un antiguo convento jesuita disfrutando de platos impecablemente pensados y elaborados y bebiendo una selección de vinos deliciosos. Tres invitados hablando de sus sueños, sus placeres, sus maestros y algún demonio. Todos disfrutando de una entrevista que buceó hondo y pudo, también, chapotear en la superficie.

Viene con un ramo de hortensias y un papiro en la otra mano. Son las nueve en punto y Laura Schneider es la primera en llegar a La Silenciosa, radiante, con un look romántico-retro, escote total y cabellera sinuosa. El papiro trae una fábula de Esopo, la del burro y el perrito. Las hortensias, adoradas, me recuerdan a mi abuela Ema.

Llega monseñor Pablo Galimberti y juntos subimos a la planta alta del lugar, acondicionada por Tucci especialmente para la entrevista. Minutos más tarde, y algo asombrado por la puntualidad uruguaya, un Santiago Tavela de traje negro impecable saluda y se sienta.

Monseñor rompe el hielo y comenta algo sobre el Cuarteto de Nos que leyó en Internet. Respetuoso, hasta buscó qué cosa hacía cada uno para el encuentro. Laura comenta la entrevista a De Lucca del número anterior, entrevista comentada si las hubo. En ese momento llega el aperitivo: un surtido de terrina, hongos escabechados, mermelada de cebolla, jamón crudo y queso que acompañamos con Marsanne 2003 De Lucca, color oro y de nariz perfumadísima.

Le pregunto a Laura sobre la fábula.

–A mí me encantan los cuentos tradicionales. Este año con mi compañero queríamos trabajar en torno a ellos, empezamos a investigar y coincidió que leí la revista. Me pareció muy clara: ustedes defienden una identidad, lo mismo me pasó con la entrevista a De Lucca, él es él, y con la de Etchegaray, es él. Y leo esta fábula, que dice que cada uno tiene que ser uno mismo porque si trata de imitar a otro le va a ir mal.

Santiago –Es la misma sensación. Cuando me invitaste, a mis amigos les hacía el chiste: “Me van a invitar a cenar de la revista Placer ; ah, por fin me invitaron de una revista pornográfica” (Risas).

Titina –Es increíble la asociación que existe entre la palabra placer y el sexo, como si no fuera sinónimo de otra cosa.

Galimberti –El placer está como vedado, es algo tabú, el uruguayo particularmente lo esconde, o habla, pero tiene que justificarlo. En la entrevista con Etchegaray, hay una frase destacada que dice: “Gozaría, pero al ver los niños que hurgan en la basura…”, como que…

Marcelo –El placer está asociado a la culpa.

G –Quiere decir que aun el placer de comer, de estar, de conocernos, de ampliar horizontes necesita un justificativo.

M –Estuve viendo que dos libros, dos evangelios apócrifos modernos, el de Saramago y el de Norman Mailer, hablan del origen de la culpa de Jesucristo como vinculado a la huida de la Sagrada Familia y al sacrificio de los niños por los romanos. Mailer dice que en las pesadillas se le aparecían las figuras de los niños muertos, y Saramago tiene algunas imágenes similares. Como que en la religión –también es una idea bastante judía– el placer es culposo. ¿Usted cómo lo ve?

G –Y sin embargo tenemos el sermón del monte, donde la palabra “feliz” está recalcada, insistida, subrayada; pero quizás hemos tomado otros aspectos. ¿Cómo entendemos la felicidad? (La felicidad) abarca las regiones del ser, tenemos el placer artístico, de la cosa bien hecha, de la comida bien preparada, de gente que escucha … Creo que tenemos que desarrollar toda una interpretación de que esto es bueno: el fútbol bien jugado, la belleza de la mujer, del vestir, etcétera.

Días después monseñor me envía un mail diciendo que “le quedó en el tintero”, algo sobre la culpa. “Hay dos extremos en el asunto de la culpa -dice-, los dos son malos: o mucha culpa o ‘yo no tengo culpa de nada'. Pero ojo, que no es un invento de la Iglesia ni de la Biblia. Es una vivencia que perdura en la humanidad” Volvemos a la cena-entrevista-no culposa y Santiago agrega:

–Creo que en el siglo XX hubo una liberación del eros que se canalizó en el arte, en las relaciones, en la sociedad, en la expresión, en todo. Hubo una educación que quizá no ayudó a asumir los instintos y la emergencia de los instintos.

T –“No desearás la mujer de tu prójimo”; siempre digo que estamos exentas porque no dice: “No desearás el hombre de tu prójima”.

S –No lo había visto de esa manera, está bárbaro.

G –Hoy me preguntaban en una entrevista: “¿Qué piensa respecto de esto que ha acontecido en Madrid?”. Nosotros tenemos sentimientos solidarios con los españoles, pero creo que al terrorismo lo tenemos dentro, hay terrorismo verbal, terrorismo de exclusión, ideológico, terrorismo en la prensa. El manejo, la manipulación son formas de terrorismo aceptadas. Mientras no se desarme eso veremos cosas absurdas. Aparte uno piensa que los derechos humanos ya están aceptados, entonces estamos tranquilos.

 


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