Placer 17 / Número Aniversario

 

 
 
Burdeos, l a región chic de los vinos del mundo


Texto y fotos: Titina Núñez
Enviada a Burdeos

Cuna de los Cabernet y Merlot más famosos y caros del planeta, Burdeos tiene el viñedo de vinos finos más grande del mundo, con 119.800 hectáreas distribuidas en 57 Apelaciones de Origen Controladas (AOC). Más de mil años de historia en el cultivo de la viña, un territorio privilegiado y la sapiencia, espera y dedicación de sus vitivinicultores, vuelven a esta región francesa un sitio único para los amantes del vino. Con lo acotado que puede ser abordar esta región en pocas páginas, les proponemos un primer acercamiento a este mosaico de terroirs, donde la naturaleza expresa su obra y el hombre atiende este mandato.

La ecuación de los châteaux franceses no es fácil de entender. Pero vale la pena intentar la explicación porque el negocio del vino bordelés involucra tantos tangibles (la calidad del suelo, la técnica aplicada, los insumos de calidad), como intangibles (el valor dispar de las etiquetas según la arbitraria apelación de origen, el glamour de los castillos, etc). El mejor ejemplo es el que casi todos conocen: el valor de la botella de Pétrus (ver recuadro La magia de un Pétrus). Más allá de que sea necesario transformarse en millonario –o periodista de vinos con mucha suerte– para poder acceder a estas auténticas joyas de la enología mundial, el encanto de Bordeaux reside en reunir ingredientes claves. El primero de ellos es un viñedo con historia milenaria.

Hacer un buen vino es fácil

Cuando a la baronesa Philippine de Rothschild (una mujer encantadora que hoy tiene 73 años), le preguntaron que tan difícil era hacer un vino, ella respondió sonriente: “hacer un vino es muy fácil, después de los primeros 500 años”. El caso de Mouton Rothschild –uno de los cinco premieres crus de Bordeaux-, cuya cosecha mágnum 1949 ví rematar en Christie’s a U$ 2.692 (tenía una base de 1300 euros), es singular. Desde 1945, la casa tiene etiquetas diseñadas por Picasso, Miró, Dalí, Braque, Warhol y hasta el Príncipe de Gales, quien luciendo su habilidad para la pintura, estampó su obra en la cosecha 2004 a cambio de cuatro cajas de Mouton. Bah…“las etiquetas -dice la baronesa en referencia a la tradición que emprendió su padre y ella continúa con las botellas de los reserva particular-, son el resultado de una mutua apreciación”. No cabe la menor duda: las últimas botellas subastadas en New York por Sotheby’s de cosechas que van de 1887 hasta 2005, fueron apreciadas por los presentes con un valor que osciló entre 570 y 885 mil dólares. Eran, eso sí, botellas de 15 litros.
Pero ¿que es lo que distingue a un vino millonario de uno con valor “posible”? Más allá de la edad y calidad de las viñas, las técnicas de elaboración y la pericia de los enólogos, los vinos de Burdeos se distinguen entre sí por una clasificación gubernamental impuesta hace 152 años por sus distribuidores (ver recuadro La Clasificación de 1855) y por la llamada Apelación de Origen Controlado (AOC; ver recuadro Un mosaico de terroirs).

Producir un vino calificado es mucho mejor

Aunque prácticamente no ha sufrido cambios, los expertos consideran que es sorprendente cómo aún funciona una reglamentación que fue creada en 1855 a pedido de Napoleón III, para la Exposición Universal de París, en tan sólo dos días. “Es difícil comprender por qué todavía es tan precisa, cuando la clasificación se aplicó de acuerdo con el nombre del château y no por los viñedos en sí y, en la actualidad algunos de estos viñedos son muy diferentes de aquellos de 1855”, dice Oz Clark, el gurú del vino en su obra Vinos del Mundo (1) y añade: “un château clasificado puede anexar tierras de una hacienda no clasificada, y de inmediato estas tierras entran dentro de la clasificación. Sin embargo, si un château no clasificado compra tierra de uno que si lo está, esta tierra pierde su derecho de constar en la clasificación”. El caso paradigmático también lo constituye el mencionado Pétrus que, encontrándose en Pomerol –tierra “no clasificada”- alcanza los precios más altos que un vino de este tipo alcanza en el mundo.
Para el primer acertijo sólo puede encontrarse una explicación de resguardo de clase por parte de la aristocracia gobernante de la época, que con esta denominación valorizó sus productos y protegió a la región y su gente de posibles depreciaciones futuras. Para el segundo, un buen trabajo de marketing, a partir, claro, de un producto excepcional.

 


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