Placer 11 / octubre - noviembre de 2005

 
 
Degustaciones con placer


En agosto, setiembre y el presente mes de octubre, la revista Placer organizó un ciclo de degustaciones temáticas y didácticas que se caracterizaron por su original propuesta. La primera, una selección de los siete vinos más caros y premiados del país presentados por sus enólogos autores, la segunda una degustación de más de treinta cognac de distintos países del mundo dirigida por la especialista Ing. Tula González, gerente de producción de CABA, la tercera fue una disertación y degustación de cafés guiada por Haroldo Darnauchans, director de la primera Escuela del Café de Uruguay. En los últimos días de setiembre, la atracción de las degustaciones fue la cata de doce Tannat uruguayos provenientes de todas las regiones productoras del país. La Ing Estela de Frutos y el Enol. José Lez fueron los responsables técnicos de esta presentación.

VINOS DE ALTA GAMA

Un vino de alta gama se diferencia de los vinos finos en general por una característica muy simple: porque dan más placer al que lo degusta. Son vinos que fueron elaborados con cuidado, podríamos decir con amor, con la mayor dedicación posible. Eligiendo para ellos las mejores uvas, de perfecta madurez y sanidad, cuidando su elaboración paso a paso, criándolos en barrica y luego en botella durante largos períodos de tiempo. El resultado se muestra en vinos de gran complejidad aromática, que se desarrolla con el tiempo en la copa, con boca redonda, aterciopelada, atractiva, muchas veces cálida. Vinos a los que es aplicable la palabra armonía.

Por supuesto que todo esto repercute en el precio, que normalmente es más alto que el de otros vinos finos. Pero a no engañarse: no todos los vinos caros son de alta gama, aunque comercialmente es casi imposible que se dé lo contrario, por los costos que ello implica.

CAFÉ

Los sentidos deben concentrarse en busca de cuatro elementos:

•El primer paso es oler el café recién molido y sentir su fragancia

•Se agrega el agua a 90º C y se siente el aroma, se “rompe” la taza con la cuchara y se huele de nuevo.

•Se prueba un sorbo que se expande en la boca, aspirando el aire por la nariz para acentuar la percepción, observando la acidez (que se percibe a los lados de la lengua), el amargor (con la parte de atrás de la lengua) y el cuerpo de la bebida.

•Finalmente se aprecia el color, cuya lectura no es imprescindible y puede sugestionarnos si la hacemos al principio.


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