Placer 11 / octubre - noviembre de 2005

 
 
“Me encantaría hacer un Tannat en Uruguay”


por Titina Nuñez

Es uno de los enólogos más famosos y mediáticos del mundo; asesora a más de 100 bodegas, de doce países en cuatro continentes. Criticado a más no poder por el film Mondovino, que lo acusa de imponer un gusto global y respetado y admirado por sus colegas en todo el mundo, este winemaker convierte en éxito cada vino que mira y en millones cada viñedo que toca.

Ríe sin parar. Saluda permanentemente y todo el mundo busca detenerlo, ya sea para saludar, ya para preguntar algo. Estamos en el vértigo de Vinexpo en Burdeos, Francia, la feria de vinos más importante del mundo, buscando un lugar para almorzar en medio de un calor atroz y una multitud de profesionales venidos de todos los rincones del globo. Finalmente, algo cansado de tanta bulla, Rolland decide que realizaremos el reportaje en Barton & Guestier, uno de los nueve selectos clubes llamados de las grandes marcas, ubicados más cómodamente a uno de los lados de la feria.

Le pregunto cómo hace para estar en tantos sitios a la vez, con tantos proyectos nuevos, tanta gente dependiendo de sus decisiones y trabajando tanto. Se ríe y dice que no siente que trabaja mucho cuando viaja y que lo hace por el vino. Hete aquí el discurso de un hijo de viticultores en Burdeos, devenido en uno de los enólogos más importantes e influyentes del mundo.

“Estamos en una competencia mucho más fuerte que antes porque todos los países, desde Uruguay, Argentina, Chile, Sudáfrica, Estados Unidos, Francia, por supuesto, están haciendo buenos vinos. La competencia no había sido tan fuerte y Vinexpo es una vitrina muy importante. Porque hacer vino es bastante fácil, vender es el problema”

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