Placer 1 / marzo - abril 2003

 
 
Nueve generaciones criando vinos


por Titina Núñez

Hace 250 años, el primer Carrau plantaba sus viñas en la Costa Brava catalana. Hoy la bodega dedica el millón anual de botellas de su producción a los vinos finos, lidera el mercado uruguayo de vinos de alto prestigio y exporta calidad a 18 países del mundo.

Con 250 años de vida, Castel Pujol, la bodega de la familia Carrau, sigue tan campante. Es más, desafió el cumpleaños del cuarto de milenio, con la creación de Vilasar, un tinto cien por ciento Nebbiolo –la uva emblemática de los vinos italianos más selectos– y con el acuerdo comercial con Freixenet, los mayores exportadores mundiales de champagne.

Desde sus dos bodegas –una en Cerro Chapeu, departamento de Rivera, y otra en Las Violetas, Canelones– Castel Pujol produce 750 mil litros de vino al año, es decir un millón de botellas.

Primera viña en Cataluña

Francisco Carrau, un hombre joven, emprendedor y porfiado, nos recibe sonriente en plena tarde de otoño; él inaugurará entrevistas y catas-2003 en la bodega, nosotros Nebbiolo.

Desde el principio, Francisco se empeñará en decir y comprobar algo que para su negocio es esencial: la familia cuenta con nueve generaciones consecutivas de bodegueros que empezaron en España en 1752, llegaron a Uruguay en 1930 y ya llevan 250 años entre uvas, barricas y caldos.

Así es que exhibe el inventario de bienes, cuidadosamente guardado en el museo de la familia, que certifica que Francisco Carrau Vehils compró su primera viña el 2 de abril de 1752 en Vilasar de Mar, un pueblito catalán, hoy integrado a Barcelona.

Muchos años después, en 1976, el abuelo de Francisco, Juan Carrau Sust, le compró en las afueras de Colón un predio a Pablo Varzi y más tarde recicló una bodega de 1887 a la que bautizaron Cava de Varzi. Allí vamos.

El fresco del lugar es un bálsamo que refresca a los Chardonnay que nos reciben; un regocijo para el alma.

 


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